miércoles, 8 de octubre de 2014

“ÉBOLA”

                                             
                 ¡Éramos pocos y parió la mona! Ahora el ébola. Esto es un sinvivir. Una maldición medieval se ha cebado sobre el país y al parecer no tiene fin. ¿Qué puede ser esta cadena de incongruencias y desencuentros? ¿Es que no se sabe? Naturalmente que sí. Son los últimos coletazos del pasado, de un pasado que debió de ser “pasado” hace mucho tiempo, pero no ha sido así, los empecinados pensamientos de un expandido sector se han empeñado en mantenerse invariables como la misma constitución, que según la mayoría es sagrada e inamovible. Y estamos recogiendo los frutos de esos desaciertos. El mundo gira, no deja de girar, y en su excursión dialéctica, evoluciona, se transforma.
                 No hay por dónde “agarrar” el presente, se desliza de las manos como pez en el agua, y la población, la mayoría de los habitantes, están hartos, descontentos, malhumorados, pero sobre todo, desorientados, descarriados como un longevo esquizofrénico que suplica de rodillas que por favor le suministren el medicamento para continuar en pie. Y lo peor de todo es que se lo dan, le dan una píldora farmacológicamente inerte, una sustancia placebo, para continuar con el ensayo clínico y así mantenernos embobados.
                 El gobierno pide calma, que la situación se encuentra bajo control: ¡Gracias a la “profesionalidad” de los tal y tal y requete tal expertos de cada uno de los sectores implicados en estos y los demás asuntos que vienen, y no a cuento, y que la patria, el deber, la responsabilidad, el honor, el carnet de militante y demás argumentos y papeles mojados lo requieran, se mantendrán alertas, y no descansaran, hasta resolver el problema, porque están trabajando en ello día y noche, y………..., bla, bla, bla!
                 ¡Realmente es agotador seguir una intervención de “ellos”, porque repiten lo mismo una y otra vez hasta el agotamiento! No importa el tema o la gravedad del asunto a tratar, porque la solución es siempre la misma. Al final las dificultades las resuelve la propia naturaleza con un giro inesperado porque nadie tiene visión de futuro en esta espiral que solamente conduce a una pobreza mayor. ¡Ojo! O lo que es lo mismo, a una pobreza total. Porque cuando la pobreza pasa del sistema digestivo al sistema circulatorio, será irrevocable, nos habremos convertido en pobres de espíritu, y el mal, se implantará difuminándose por nuestro cuerpo irremediablemente.  
                 Eso proclama el gobierno en pleno. “Ellos”, expresan lo que la población quiere escuchar. ¡Está controlado!, repiten. Y el pueblo se lo traga o no. ¡Estamos investigando para esclarecer los hechos y poner punto y final a la tragedia!, concluyen. Y la población se resigna porque tienen la  imaginación mutilada, la “pobreza” en la piel, las vísceras, y en los huesos.
                 ¡Basta ya de falsedades y amputaciones verbales con toda la intención del mundo para que sigamos como mendigos en las puertas de los comercios e instituciones! ¿Hasta cuando seguirán con la blasfemia y los panfletarios discursos? Creo que ya no son fidedignos, ¡no!, y no porque no sean “visualmente creíbles”, no, es que la paciencia ha llegado al límite de cada una de las mentes de los desorientados desprotegidos. Ya está bien de continuar vendiéndose como los supremos y los más honorables del universo porque son menos que nada, son simplemente un puñado de inconfesados culpables que ahora, actualmente, le han visto las barbas al diablo y les ha entrado una crónica diarrea. ¡Sus estómagos, descompuestos, no saben en qué retrete cagar!

                 Posdata: Espero que la “parábola”, valga, para el común de los mortales que pretendan en un futuro inmediato subirse al carro de la gobernación.
                    
                
  

         
                         
                
     


 


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