miércoles, 31 de diciembre de 2014

“MANCHILANDIA DE NUNCA JAMÁS”

                      

                 Este 28 de diciembre me senté frente al televisor, con la intención de pasar un buen rato, o al menos de que el tiempo transitase sin percatarme de ello, y, válgame Dios que lo logré, con creces; lo logré sustancialmente con creces. Tomé el mando y comencé mi periplo por las cadenas nacionales, de todas, pero una, solamente una me atrapó poderosamente y permanecí hasta la finalización de uno de los programas emitidos por dicha cadena. “Las Noticias de las 8 de la Tarde” o algo parecido, de la cadena autonómica de Castilla la Mancha. ¡Alabado sea Dios, me dejó boquiabierto, pensativo, y estupefacto! Como dice uno de los eslóganes de la cadena: “Castilla la Mancha engancha”……., qué, pero qué, sabiduría y “originalidad” encierran estas poderosas palabras. ¡Naturalmente que me enganché! ¡Me enganché tanto que entré en otra dimensión, un espacio atemporal, repleto de fantasías del medioevo que me hizo poderosamente reflexionar sobre la época en la que me hallaba! --¿Estaré soñando?-- Fue lo primero que me vino a la mente, pero al momento me di cuenta que no, porque un inmenso camión de juguete se desplomó de golpe sobre mi regazo mientras que un pequeñajo con voz firme pero muy personal me expresaba; ¿chugamos……., chugamos papá…….? Era mi hijo y, comprendí que no estaba soñando, me encontraba frente a la tele, hipnotizado por este noticiario que me ha hecho poderosamente recapacitar sobre la interpretación del presente, el irresoluto significado de las ocultas intenciones, y de la propia palabra.
                 El ladino manejo de la palabra. Una palabra vale por sí misma, pero acompañada por imágenes, se hace tendenciosa, manipuladora, efervescente mensaje para “intentar” orientar el pensamiento colectivo; aunque no siempre se logra tal propósito. Hay que ser un virtuoso de las artes visuales para conseguirlo en un corto espacio de tiempo. Porque el tiempo, no es amigo de las prisas.
                 Como su nombre indica --Las Noticias de las 8 de la Tarde-- es un periplo por la geografía manchega, sus vivencias, y, como es de suponer, su presente realidad, pero contada de una manera personal, yo diría……., con un toque de imaginación pura y dura, al modo de los grandes positivistas de todos los tiempos, empíricas noticias descritas por una presentadora, o, para ser justo, más bien por una experimentada “cuentacuentos” que nos traslada con su eterna sonrisa de oreja a oreja al fascinante poblado de Macondo. La promovida voz de la presentadora, su amplificada expresión facial y, su imperecedero optimismo, inyectan un flujo de contradictorias sensaciones en el espectador, o al menos es la sensación que percibí durante la emisión del noticiario. ¡En estas tierras todo es felicidad, jolgorios, fiestas……., no hay de qué preocuparse, las dificultades están solventadas, forman parte de un pasado lejano! ¡Se inauguran dependencias sanitarias, centros para la tercera edad, y también, purificadoras! Con toda seguridad para purificar cuerpos y almas. De este modo sus habitantes no se descarriaran por tortuosos y populistas caminos.
                 ¡En fin, vivir en esta comunidad es una garantía para perpetuar la inocencia, porque al crecer seguiremos siendo Piterpanes, Quijotes, o relevantes ilusionistas de palabras y de hechos! ¡Es decir, regidores, sencillamente un habilidoso gobernador o gobernadora de la sin par “Manchilandia del Nunca Jamás”!
                 Gracias a esta cadena autonómica hoy puedo afirmar rotundamente que soy un gran soñador. Un hombre nuevo, hecho y derecho con ganas de seguir frente al televisor consumiendo esas versátiles narraciones que para nada nos deja indiferentes. ¡La vida misma! Me siento libre, despejado, repleto de cánticos de pueblos, de arraigadas tradiciones que nos mantienen fieles al pasado, a ese pasado que tanto se añora porque no seríamos nada sin él. Un pasado necesario para continuar siendo los mismos, los de antes, los de siempre; porque eso de ser “modernos” no va con esta comunidad fiel a su folklor. Pero también de valientes e intrépidos cazadores que marchan por estas tierras con la escopeta en ristre, ¡sí, con la escopeta nacional!; esa que nos ha hecho únicos, autóctonos, en definitiva, grandes patriotas de la patria que son imprescindibles para apaciguar posibles temporales.
                 Ahora soy, y, lo grito a los cuatro vientos, un eterno imaginador de ostentosas --o su sin igual sinónimo, “fachendosas”-- realidades que me mantienen en ese espacio que hasta la iglesia católica ha eliminado de su diario. ¡Gracias a ti, televisión de Castilla la Mancha, puedo afirmar con orgullo y beneplácito, que vivo en el limbo!