domingo, 2 de diciembre de 2012

“EL LABORATORIO DE CIFRADO DE RUBISTEIN”


                          
                       

                Estuve pensando en una fórmula capaz de terminar con mi obsesión por alcanzar o lograr cosas absurdas que no conducen nada más que al descontrol y a la pérdida de la verdadera razón por la que vine a este mundo. ¡Déjenme decirles que aún no he logrado crear mi fórmula pero voy por buen camino! Lo primero para obtener dicha fórmula esperada es despojarnos de cualquier “elemento interferente”. Se le llama “elemento interferente” a todo aquello creado por la mano del hombre para producir placer. ¡No entiendan mal! ¡Me refiero al placer  intrínseco que se adquiere por medio de la remuneración económica no profesional! ¡No entran los locales de alternes ni clubes de carretera que el intercambio es mutuo y capacitado! ¡Uno recibe en estos espacios placer pagando por ello, y otros entregan su cuerpo por la recompensa económica dada, no, hablo de las cosas que compramos con el dinero de manera abstracta!
                Les podrán parecer confusas estas definiciones tan incoherentes pero nos conduce a la concienciación de la perdida de nuestra naturaleza. ¿Se han puesto a pensar la cantidad de defecaciones que adquirimos con el simple hecho de aceptar por válido todo lo que se nos ofrece? ¡Mucho! ¡Demasiado! ¡Pero ahora no me voy a poner a enumerarlas una a una con el poco tiempo que tengo y las muchas obligaciones que no me dejan en paz y a las que debo enfrentarme para intentar subsistir en esta sociedad alinea! ¡Son demasiadas e infinitas para este análisis que aún no he concretado! ¡Recuerden que todavía no he logrado las coordenadas de mi fórmula! ¡Llegaré a ellas se lo prometo pero antes debo tener tiempo para pensar! ¡Un poco de tiempo, pero un tiempo puro, límpido de todo resto de actualidad!
                Este es mi conflicto porque por lo demás tengo bien amarrada la fórmula. Cuando salga a la luz mis teorías la sociedad comenzará por el camino correcto. Muchas de las presentes actuaciones cambiaran el rumbo de este siglo, y posiblemente del próximo, nada más debemos esperar y yo tener tiempo. ¡Si pudiera comprar el maldito tiempo que no tengo! ¡Sí sé que puede ser contradictorio porque pagaría por un servicio que objetivamente pudiera entrar en los “servicios no profesionales”! ¡Yo compro con mi dinero tiempo! ¡Todo muy bien! ¿Pero qué tiempo? ¿El que le sobré a quien? ¿No ven aquí está uno de los factores que impiden puntualizar una fantástica idea? ¡Esto del tiempo debería estar subvencionado por el estado!

Continuará...........
Fotos :ARA.