jueves, 3 de enero de 2013

"CERVANTINAS"




Cuarta.

                   “LA PENÍNSULA DE BARATARIA” (PARTE II Y FINAL)

                 EN UN LUGAR DE LA MANCHA cuyo nombre mejor nombrar para futuras comparación se vivía a cuerpo de rey. ¡No todos, los necesarios que tenían que vivir a cuerpo de reyes porque descendían de parientes, hirientes, y cercanos allegados de lejanas parentelas! En este insigne lugar denominado la Península de Barataria de……………., un hidalgo caballero de escasa osamenta y prominentes carnes llevaba un absoluto control de las acciones y los dineros del erario de la corona. Él hacía y deshacía sin ningún control por parte del rey, porque de alguna manera era su mano derecha. Sí en el reinado existía una llave, ésta estaba en poder del prócer administrador que como excelso benefactor de causas perdidas entre suculentas tajadas, hacía uso de ellas como si fuese el todopoderoso regente.
                 ¡Compraba! ¡Compraba! ¡Compraba y gastaba! ¡Más gastaba de lo que compraba pero lo hacía sin medida y bajo la tutela de su única perspectiva! ¡No importaba lo que comprase porque él contaba con el patrimonio suficiente para comprar y gastar; para gastar en sus compras, y volver a comprar para sus allegados! ¡Naturalmente ilustres y bien ponderados lectores el que reparte se lleva la mejor parte! Este preclaro caballero utilizaba estas remesas para su beneficio íntimamente propio. Su poder alcanzaba comarcas limítrofes y más allá.
                 Pasó el tiempo, mucho tiempo en la Península de Barataria y las cosas permanecieron como están en estos días memorables; o mejor dicho, para el séquito del rey, su gerente, y demás cortesanos de la distinguida villa de ………….. de todos los santos, las cosas mejoraron. ¡Ahora los fondos públicos se dividen entre menos producto de la crisis institucional y mora; por ende toca a más!    


Continuará...................