lunes, 11 de marzo de 2013

EL CULTO A LO INCULTO


                               

                                  
                                      PALABRAS DE PI QUITO DE ORO

                 “Ser culto para ser libre”. Una frase significativa de un poeta llamado José Martí, significativa por lo reivindicativa de la misma, que pone de manifiesto que la cultura es un instrumento domesticador de masas, en uno u en otro sentido. Ser ilustrado o lo que es lo mismo, poseer una respetado conocimiento nos hace sabedor de cierta verdad, pero estar exento de la misma es un arma poderosa que nos deja en una posición vulnerable respecto al sistema. La falta de instrucción, es el centro de los mayores problemas en los países de cualquiera de los continentes conocidos. No importa que sea Latinoamérica, Europa, o Asia, siempre que exista un régimen en los mismos, habrá detrás un manipulador de conocimiento para conducir a las masas por el mejor camino para su conveniencia.
                  En un sistema democrático, populista, dictatorial (con más razón), monárquico, segregacionista  laico o altamente dominado por cualquier doctrina, el poder llevará a cabo su cruzada para mantener a esta inmensa mayoría bajo su control y así continuar con su hegemonía. ¡He vivido en cada uno de estos sistemas, y es lo mismo! La llamada democracia es una a falacia en la mayoría de los países que se la acreditan, utilizándola estentóreamente para afirmar con la boca llena, “Aquí hay una democracia del pueblo y para el pueblo”, pero no, no es de la manera que la pintan, las masas, aunque sean europeas, son masas con falta de cultura, porque el sistema está estructurado para mantener un aparente equilibrio dentro de la sociedad en su propio bien; aunque hay algunos ejemplos dentro de Europa que se acercan bastante a la referida democracia, pero es simplemente en algunos aspectos relacionados con la convivencia y el llamado status social.
                 Con los sistemas dictatoriales pasa un tanto de lo mismo, gobiernos llamados populistas, que yo los llamaría “la dictadura de la igualdad”, porque no son otra cosa que omnipotentes gobernantes que con sus discursos prometedores, prometen y prometen, lo prometen todo, para que la extensa masa los alabe; lo único que no prometen es la manera racional en el pensar, el saber cuestionar un pensamiento o una idea. Cada una de las clases sociales dentro de estos sistemas son inducidas y abducidas por caminos trillados en beneficios de los intereses de estos gobiernos o partidos. La clase alta también es manejada por estas regencias o por su propio poder, su única diferencia es que al conservan el dominio económico, se sienten parte del propio sistema, y como es lo que más les importa, les da lo mismo pertenecer o no a este dominio; la mayoría de esta clase no es racional, al menos de manera libre-ilustrada.
                 ¿Entonces que se puede hacer? ¡Varias cosas! ¡Primero pensar, pensar, y volver a pensar para llegar a la conclusión que esto o aquello, es el mismo perro con diferente collar! Lo complicado llega cuando la mayoría de la subclase, la indocumentada de conocimientos, no son poseedoras de lo básico u elemental del discernimiento. En estos países o regiones, poco se puede hacer que no sea una revolución verdaderamente cultural, no al estilo asiático de hace algunas décadas que nos dejó un lamentable legado, pero sí humanamente honesta y cognoscitiva. Con la otra parte del mundo, que esté dispuesta a pensar, debemos hacerlo, para llegar a la conclusión que la libertad no es otra cosa que comprensión, cultura, información, sabiduría, juicio, etcétera, y el país, o la persona que no se valga de estos elementos para transitar en el día a día, por ende está falta del patrimonio más valedero que podemos obtener: “Ser cultos para ser libres”