lunes, 25 de marzo de 2013

“¡EL LABORATORIO DE CIFRADO DE RUBINSTEIN! “







                 ¡No me pregunten por la fórmula! Hice una prueba la noche anterior y todavía estoy sufriendo las consecuencias de la misma. ¡Mi estómago está destrozado y creo que tendré que buscarme un conejillo de indias para experimentar con él! ¡Sí, estoy en el punto exacto de lograrla o meter la pata estruendosamente hasta el fondo, depende sobre todo de mi salud y de mis cálculos! Creo que el error habita en las proporciones, en las cantidades que debo mesclar a la hora de gestionar la fórmula. ¡Soy consciente que lleva una complejidad generosa de ingredientes y alquimia, pero con el constante trabajo se puede lograr! Para nada será fácil y requiere de mucha concentración que en estos momentos no tengo. ¡Sí, sí, estoy disperso, no me puedo concentrar con tanta incoherencia que escucho alrededor de mi laboratorio! Tengo montado mi laboratorio en un edificio de los llamados con toda justicia, nido de estudiantes. Las paredes de mi laboratorio colindan con los apartamentos de eternos educandos que llevan una infinidad de años intentando sacar un diploma pero se pierden en sus incoherencias, no me equivoco, incoherencias, porque lo que piensan hoy mañana deja de ser factible o funcional para los perpetuos estudiantes. ¡Ellos sí están en la búsqueda de su propia fórmula! ¿Y hablando de fórmulas, puede ser que, que, una genial idea está rondando por mi cabeza? ¿Claro, cómo es que no se me había ocurrido antes? ¡Soy un genio! ¡Los estudiantes! He tenido parte de la solución cerca de mí y no me he dado por enterado. ¡Los estudiantes! Los estudiantes me pueden servir de conejillos de indias. ¡Sí, sí, y sí! Ellos son grandes bebedores y no tendrán ningún reparo para ingerir mi fórmula. ¿Será posible teniéndolos pared con pared y no me haya dado cuenta antes? ¡Estas son las cosas que me motivan y provocan la creación, este razonamiento hace que mi imaginación se dispare a niveles superiores! Que no se entienda mal, no improviso a la hora del trabajo, mi fórmula se fundamenta en estrictos parámetros científicos, y nada dejo a la improvisación, pero cuando la fantasía se desborda se me ocurren las mejores combinaciones. ¡Sí, es lo que haré! Los estudiantes beberán de mi fórmula, y como son muchos, podré estudiar cada reacción por separado. Ahora tendré la posibilidad de contar con innumerables resultados y con un mayor número de transformaciones,  porque en mi absoluta soledad no podía tomar apuntes con objetividad; después de ingerir la fórmula, en apenas unos minutos salía corriendo al baño para evacuar por cualquier orificio corporal mis malogradas investigaciones. ¡Lo sé, debo tener cuidado porque ahora no seré yo el que injiera la fórmula, lo sé, son estudiantes, jóvenes, que están en edad de merecer, de merecer una conmoción para ver si por todas terminan sus carreras y dejan de perder el tiempo en estériles jolgorios! ¡Esto será lo que haré! El próximo fin de semana, como es costumbre, se encontraran todos en un apartamento para festejar cualquier cosa, la nada misma, y con toda seguridad, a una hora determinada,  cerca de las cuatro de la mañana, se quedaran sin provisiones y tendrán que recurrir a lo que tengan a mano, y entonces yo, como buen samaritano, entraré en escena con mi fórmula en un recipiente de unos cinco litros, la cantidad dependerá de mi habilidad para fabricarla, o de la cantidad de estudiantes que se aglomeren en el apartamento. ¡Es lo que haré! ¡Ya les contaré de mis eminentes logros!  

Continuará..........



lunes, 18 de marzo de 2013

EL TIEMPO


                                          

                 El  día de hoy se me presenta un poco complicado respecto a la cantidad de cosas que debo hacer en tan reducido espacio de tiempo que no sabré si podré cumplimentar o no. Cuando tengo un día como el de hoy, los bellos se me erizan y las ideas pierden su equilibrio habitual y comienzan a dar tras pies unas con otras para encontrar una posible salida de mi cabeza, pero las pobres se apiñan y amontonan en la corteza cerebral y esto hace que me provoque una conmoción expresándose en un fuerte dolor de cabeza, que continuará acompañándome el resto de las horas de dicho día. Antes de comenzar la mañana, e incluso antes de que los rayos de sol se desperecen, yo he comenzado con mi labor para no perder el más mínimo tiempo. Después de hacer mi acostumbrado ritual de preparación para enfrentar el día, comienzo por escribir algunas líneas, por ejemplo, estas que posiblemente llegaran a leer algunos de vosotros si pasan su mirada por este blog, pero puede ser que como yo, no tengan hoy mucho tiempo y se dediquen a sus cosas que con toda seguridad serán más importante que detenerse por un instante en estas desesperadas palabras (desesperadas por la falta de tiempo y no por otra cosa); pero aun así tengo el tiempo justo y no más.
                 Siempre he pensado que el tiempo me está robando descaradamente algo concreto en mi vida, y no me estoy refiriendo como es lógico al propio tiempo que se nos va cada día, ni al que invertimos o dejamos de invertir en aparentes actividades productivas, no, no les hablo de este tiempo, que por ejemplo ahora, uno, dos, tres, cuatro, cinco, no deja de marcar con su implacable presencia que nuestra posición en el espacio es transitoria; naturalmente que no amigas y amigos, no, les hablo del solapado, del velado, del tiempo que está pero a su vez no lo vemos, del que cuando menos nos imaginamos, nos deja una señal precisa de su existencia para toda la vida. Ese tiempo es como un mal refriado a ciertas edades, que se mantiene en el pecho, y cuando nos agitamos inesperadamente brota en estentórea tos al exterior sin misericordia alguna. Soy testigo del maldito tiempo, porque más de una vez se ha interpuesto en mi camino, y las cosas importantes como las que debo hacer hoy se truncan y no consigo alcanzar mi propósito por más que me afane en ello. Ahora mismo han pasado diez, once, doce, trece, catorce minutos que debía estar en la calle y continúo con el tiempo a mis pies implorándome un poco de atención para terminar otras cosas, que por el propio tiempo he dejado de hacer en ocasiones pasadas. ¿No sé si en algún momento tendré el suficiente tiempo para poder pactar con él?                          
                                          

jueves, 14 de marzo de 2013

UN POEMA Y NADA MÁS


  

     -- VIII –

La luz
se ha cansado
se reclina en la tarde
como buscando consuelo.

Veo un cielo nublado
el tiempo anuncia tormenta.
¡Mañana
no será otro día!

El coronel
se despide contento.
El pecho le quiere explotar.
La amante le besa los grados
por la noche se volverán a encontrar.

El niño y su muñeco
en el suelo durmiendo están.
¡ Cuanto han cabalgado !
La tierra, los mares, el cielo.......
Por ahora la madre descansa en paz.

¡ Qué diferente me es todo !
Hace un momento
tenía mucha menos edad.

Mi ventana
mi cómplice ante todo.
Partiendo de ella
el mundo es más largo.

Me veo y me reflejo
me siento en cada ventana.
Y en cada ventana que miro
no puedo olvidar.

Soy
distancia, sentido.......
¡ No soy nada


( Del Poemario Negro)

lunes, 11 de marzo de 2013

EL CULTO A LO INCULTO


                               

                                  
                                      PALABRAS DE PI QUITO DE ORO

                 “Ser culto para ser libre”. Una frase significativa de un poeta llamado José Martí, significativa por lo reivindicativa de la misma, que pone de manifiesto que la cultura es un instrumento domesticador de masas, en uno u en otro sentido. Ser ilustrado o lo que es lo mismo, poseer una respetado conocimiento nos hace sabedor de cierta verdad, pero estar exento de la misma es un arma poderosa que nos deja en una posición vulnerable respecto al sistema. La falta de instrucción, es el centro de los mayores problemas en los países de cualquiera de los continentes conocidos. No importa que sea Latinoamérica, Europa, o Asia, siempre que exista un régimen en los mismos, habrá detrás un manipulador de conocimiento para conducir a las masas por el mejor camino para su conveniencia.
                  En un sistema democrático, populista, dictatorial (con más razón), monárquico, segregacionista  laico o altamente dominado por cualquier doctrina, el poder llevará a cabo su cruzada para mantener a esta inmensa mayoría bajo su control y así continuar con su hegemonía. ¡He vivido en cada uno de estos sistemas, y es lo mismo! La llamada democracia es una a falacia en la mayoría de los países que se la acreditan, utilizándola estentóreamente para afirmar con la boca llena, “Aquí hay una democracia del pueblo y para el pueblo”, pero no, no es de la manera que la pintan, las masas, aunque sean europeas, son masas con falta de cultura, porque el sistema está estructurado para mantener un aparente equilibrio dentro de la sociedad en su propio bien; aunque hay algunos ejemplos dentro de Europa que se acercan bastante a la referida democracia, pero es simplemente en algunos aspectos relacionados con la convivencia y el llamado status social.
                 Con los sistemas dictatoriales pasa un tanto de lo mismo, gobiernos llamados populistas, que yo los llamaría “la dictadura de la igualdad”, porque no son otra cosa que omnipotentes gobernantes que con sus discursos prometedores, prometen y prometen, lo prometen todo, para que la extensa masa los alabe; lo único que no prometen es la manera racional en el pensar, el saber cuestionar un pensamiento o una idea. Cada una de las clases sociales dentro de estos sistemas son inducidas y abducidas por caminos trillados en beneficios de los intereses de estos gobiernos o partidos. La clase alta también es manejada por estas regencias o por su propio poder, su única diferencia es que al conservan el dominio económico, se sienten parte del propio sistema, y como es lo que más les importa, les da lo mismo pertenecer o no a este dominio; la mayoría de esta clase no es racional, al menos de manera libre-ilustrada.
                 ¿Entonces que se puede hacer? ¡Varias cosas! ¡Primero pensar, pensar, y volver a pensar para llegar a la conclusión que esto o aquello, es el mismo perro con diferente collar! Lo complicado llega cuando la mayoría de la subclase, la indocumentada de conocimientos, no son poseedoras de lo básico u elemental del discernimiento. En estos países o regiones, poco se puede hacer que no sea una revolución verdaderamente cultural, no al estilo asiático de hace algunas décadas que nos dejó un lamentable legado, pero sí humanamente honesta y cognoscitiva. Con la otra parte del mundo, que esté dispuesta a pensar, debemos hacerlo, para llegar a la conclusión que la libertad no es otra cosa que comprensión, cultura, información, sabiduría, juicio, etcétera, y el país, o la persona que no se valga de estos elementos para transitar en el día a día, por ende está falta del patrimonio más valedero que podemos obtener: “Ser cultos para ser libres”                           
                                          


       
                 

sábado, 2 de marzo de 2013

“El sabor y atracción que ejerce el poder en la psiquis de los que lo han probado”.



                 

                 Es degenerativo, adictivo, e irreversible, el poder en la psiquis de los que probaron sus mieles. Se dice que el poder corrompe al más puro, desestabiliza el orden democrático, y altera la consciencia del noble mandatario que se aferra al mismo para no abandonar sus dominios. Para llegar al poder, todos, prometen, estando en el poder se miente, y para no abandonar el poder se es capaz de matar. En esta desazón de poderío no importa hacia dónde va la corriente, porque el poderoso gobernante hará lo que le plazca o lo que le manden los buitres de su entorno o de un poco más allá para decir en alta voz, ¡Aquí estoy! El poder de disponer, y tomar una resolución siendo errada o no cuándo se posee el poder, se puede comparar con un subidón de azúcares en la sangre o una segregación de endorfinas por parte del poderoso regidor. Este ser se alimenta de demostraciones multitudinarias porque no concibe su dominación sin estos continuos baños de masas, y desde el momento mismo de alcanzar su objetivo de mandar a toda costa, de gobernar con mano firme, o de joderle la vida a millones de persona con su silencio o con su soberbia, poco queda por hacer que no sea una rebelión en toda regla, silenciosa pero profunda y aplastante. El justiciero, prometedor, y honesto mandatario del comienzo muere para dar paso a una metamorfosis superior y de mayor calado que la del propio Kafka. Entonces el pueblo tiene la última palabra.
                 No hay países concretos, regiones determinadas o culturas específicas, para afirmar que este o aquel dirigente hace esto o aquello por el bien común, no, lo hace únicamente para fomentar su ego y satisfacer sus ávidos bolsillos; no me excedo en los comentarios, estamos viviendo un fin de etapa, un cambio de ciclo, y el mundo está en evolución y en revolución sin saber muy bien hacia dónde nos encaminamos. En la radio, en la televisión o en la prensa escrita, escucho que no todos los políticos son corruptos, sino algunos, porque los hay honestos y decorosos, pero no, no se puede ser honesto y decoroso en un entorno partidista, donde cada acción de un elemento (en este caso de uno de los miembros del partido o de todos) está marcada por la filosofía y el pensamiento del clan. Por el simple hecho de pertenecer a un partido que ha cometido este o aquel acto indecoroso, se debe tener y mantener una responsabilidad colectiva, porque es el fruto de los acuerdos internos, que no es otra cosa que sus estatutos. Aunque no los haya cometido equis persona, sí equis persona lo ha sabido y lo ha consentido por ser parte indisoluble de esta agrupación partidista, y si este elemento no se ha enterado que algo huele mal, se debe hacer urgente un cambio radical porque ha dejado de funcionar el sistema. La honorabilidad se puede defender en soledad, pero cuando se es parte de algo, esa parte está expuesta a una comunidad, siendo responsable de los hechos de los demás, y sí sé cree que no es así, será mejor no afiliarse y abandonar el partidismo, que desde hace mucho tiempo nos ha partido por la mitad.