viernes, 18 de enero de 2013

¿PODEMOS HABLAR DE UNA EPIDEMIA GENERALIZADA?






                 ¿Cuál será la mejor manera, forma, modo, género, o talante, para referirme a la virulenta epidemia que está azotando con gran intensidad en todo el reino de España? ¡No encuentro por ninguna parte el adjetivo! Poco a poco nos van llegando noticias completamente terroríficas de la oculta personalidad de la “clase política e institucional que nos gobierna”. ¡Tengo el convencimiento que estos sucesos que se producen en el país no son amorales, no; más bien son un intenso foco viral que va minando a cada una de las instituciones; lo mismo en las bases, que en las altas esferas nacionales! No importa el partido que gobierne, porque es otra de las cosas que viene sucediendo en España desde la instauración de la “democracia” (hay que llenarse bien la boca para pronunciarla), no es regido por un gobierno, no que va, lo administra el partido que ha salido elegido “democráticamente” bajo listas determinadas. Esta patología demencial ha calado profundamente en nuestros gobernantes y mitineros de siempre para hacernos creer que los que están en la oposición siempre mienten sin importar el color, la razón o los ideales. ¡La autoridad por encima de todo es honorable! (precepto presente en bocas partidarias)  ¡No importa que el país se socave! Cuando a los cuatro años se produce un cambio en las urnas vuelve a suceder la misma historia; por esto y por muchas cosas más afirmo que el país no es que esté llenó de gobernantes y ex-partidarios corruptos; el país está enfermo de cuerpos y almas que piden a gritos que se les ayude porque pueden fallecer.
                 Tantos millones sustraídos de las arcas municipales, de donaciones fraudulentas, de recortes injustos e innecesarios no se produce de la noche a la mañana, todo esto lleva un proceso orgánico y psicológico dentro de la mente del enfermo desde antes, desde siempre; desde el vientre de la madre que los parió. En los genes de estos políticos antes de ser llamados por la voz de su conciencia para emplearse incondicionalmente al servicio público, ya el veneno corría por sus venas. Siento una inmensa y profunda lástima por ellos porque sé que portan una enfermedad terminal de la cual jamás encontraran una curación. Por mucho que corten cabezas, y por mucho que juren y perjuren, en su sistema interno y nervioso siempre llevaran incorporadas infinitas e irreversibles patologías. ¿Creen que el presidente del gobierno nos intenta convencer de que su ex-tesorero es un ángel del señor? ¡No, para nada! El señor presidente nos quiere decir con toda claridad mediante la utilización de un recurso que solamente los líderes y grandes pensadores son capaces de alcanzar, de que el señor Bárcenas es un ejemplo de putrefacción y corrupción. De manera ilustre nos comunica apoyado en un constante tic nervioso, que solamente hace uso del mismo los magnánimos genios de la humanidad, que este señor es un rotundo fraude. ¡Hay que tener “mucho ojo” para captar el mensaje profundo! Pero con todo el respeto que se merece el gestual señor presidente, creo que dicho señor Bárcenas lo que está es enfermo; no es otra cosa que un empedernido cleptómano con ínfulas de Robín Hood benefactor (que roba a unos corruptos para entregar el botín a los enfermos en renovados sobres medievales)
                 Lo terrible de esta patología-virulenta es que desde las profundidades del sistema ha salido a la luz y amenaza con expandirse en forma de billetes de quinientos euros a paraísos fronterizos. ¡El mundo no puede permitirse bajo ningún motivo este contagio! Esta epidemia es más mordaz que la gran pandemia de gripe española de 1918. Lo esperanzador de este mal es que está aislado en esferas determinadas. Es imposible acceder al mismo si no se es miembro activo, familiar, conocido, o lamedores de orificios negros. Sus filas están restringidas nada más a esta variedad de enfermos; aunque que por debajo de los “lamedores” convive unos pacientes altamente nocivos. Estos enfermos son los no portadores de estos genes político-viral al nacer, y por motivos prostituibles (mayormente económicos), lo han adquirido con el transcurso de los años. ¡Son los más peligrosos porque no los mueve un ideal concreto, ellos van de un lado para otro según sople el viento. ¡Mayormente son bipolares! Son periodistas amnésicos, estólidos, orates, lunáticos, y sobre todo fuera de sus cabales (porque es inconcebible lo que pretenden sostener o a firmar cuando los motivos y las evidencias señalan todo lo contrario; pero aun así estos enfermos informadores atestiguan todo lo contrario).
                 Un ejemplo sutil, significativo, y constante, lo apreciamos en la Radio Nacional de la COPE, emisora pública para el servicio de los ciudadanos. Este medio de comunicación intenta con todos sus recursos (como el señor presidente) que tomemos la esencia de sus contenidos y noticias para difundir la marca nada enfermiza de España. El programa matutino del sin par Manolo H.H. (“El día menos pensado RNdelaCOPE) con una elegancia memotécnica extraordinaria, nos conduce por la senda de la subversión. Este conductor con una inteligencia sin precedente nos quiere comunicar con su lenguaje velado que hagamos todo lo contrario de lo que dice o comunica. ¡Es un genio (como el señor presidente) del cifrado y la manipulación; que no se entienda mal; de la utilización del lenguaje para ubicar las palabras en un único orden y opción! Este programa le ha mostrado a los oyentes o escuchantes el verdadero camino. Hay una sección de llamadas que me ha dejado perplejo. ¡Los escuchantes-oyentes pueden hacer uso de la palabra por medio de una llamada telefónica y dejar el sentir abiertamente! Muchos reconocen este lenguaje oculto (aunque intentan mantener la compostura) y felicitan al presentador y al equipo por la labor que están realizando. ¡El pueblo es sabio sabe encontrar un mensaje oculto!
                 De cualquier manera cuando la perversión está tan enraizada en el paciente, es demasiado dolorosa la medicación. ¡España respira enfermedad por todos sus poros y el tratamiento debe ser radical para que ni expire! Lo peor de estos sucesos periodísticos e informativos que nos inundan la existencia, como los datos de la bolsa o la prima de riesgo, no es el alto grado de contagio que devasta el país, no amigos indispuestos, no, son las variadas y cuantiosas patologías que jamás saldrán a la luz porque la salud estará en manos privadas. ¡Queridos periodistas, el prostituirse perjudica gravemente la salud!