sábado, 19 de abril de 2014

EL VIAJANTE





                  Le dolía tanto el cuerpo que pensó renunciar a él. Siempre creyó que era una carga demasiado pesada para llevarla tantos años sin ningún motivo. Bebió el brebaje y dejó que los ojos se perdiesen en la oscuridad. Al despertar era otro, se sintió libre, y como tal, partió desnudo, sin equipaje ni ataduras, en busca de su propia utopía.