¿Es un virus, una epidemia,
una moda? ¡No! ¡Es algo más que una inmoralidad! La península Ibérica,
concretamente España, está siendo atacada por una dolencia sumamente grave que
amenaza con descomponer la paz existente para sumarse en un caos de identidad,
humanidades, y moralidad. De una
forma sumamente dañina, la “corrupción”, se a enraizado en el sistema, tanto, que
en la actualidad no veo paliativo lo suficientemente potente para deshacernos
de una vez y por todas de ella.
No hay día, hora, minuto, que
no salte, como la liebre, un caso de corrupción (para evitar querellas, “posibles
casos”), y lo más triste, vergonzoso, es que en cada una de ellas están involucrados
los partidos, los organismos oficiales, las instituciones, los bancos, las asociaciones,
esta parte me gusta mucho, “asociaciones sin ánimo de lucro”, las cajas, las corporaciones,
etcétera, etcétera, etcétera; creo que hasta ahora, los únicos que se salvan de
esta maloliente plaga son las guarderías infantiles. ¡Para qué afirmar que es
una vergüenza, si a los involucrados, a los corruptos, no les importa, porque
carecen de circulación sanguínea del cuello hacia arriba, sus caras son impasibles
y descoloridas como la de los muertos! Nadie dimite, nadie es responsable,
nadie pide perdón, nadie paga por toda esta inmoralidad. ¿Y saben por qué?
Porque la justicia marcha a paso de elecciones, y cada jurisconsulto responde a
los intereses corporativos a los que representa. Hasta ahora todos son “presuntos”,
imputados o no, pero “presuntos” hasta que se demuestre lo contrario. Si los
casos de corrupción, que se mantienen en proceso de estancamiento, por un
motivo u otro, en el juzgado, se equiparasen en años de vida, una generación
entera de españoles dejarían de existir sin ver siquiera un resolución en firme.
Hoy despertamos con la noticia
de la “tarjeta fantasma” de Caja Madrid, ahora Bankia, de la cual más de
ochenta y tantos chupasangre, parásitos de cuello y corbata, engendros de una
seudo-sociedad, se han beneficiado de la misma. Lucrado de una entidad que es reflotada
con dinero público, “público”, y no púbico, que es lo que piensan ellos, porque
se pasan la crisis por el forro aterciopelado de sus cojones.
Un grupo de estos
personajillos, porque jamás serán otra cosa que “illos”, el mismo día del atroz
atentado de Madrid, el 11 de marzo del 2004, andaban pululando por Miami para reventar
dichas tarjetas. En todos estos años se han gastado 15,2 millones de euros en
gastos personales como: viajes, ropas, hoteles, comidas, regalos, taxis,
tabacos, bebidas, y seguramente alguna que otra meretriz, para consolidar y
reafirmar su Star-system. ¡Son los hombres de esta sociedad! ¿Quién puede dudar
que la cantidad sea mayor?
Y lo más sangrante, lo inadmisible,
es que este grupo de asesores o consejeros (son muy buenos aconsejándose ellos
mismos) lo constituía la élite de los partidos políticos del país, ¿la élite?,
y también los sindicatos. ¡Sindicatos, que se entiende que están en estos
sitios para velar por la integridad de los más desprotegidos! ¡Maldito dinero
que hace dudar hasta el más pinto de la paloma!
¿Qué está pasando? ¿Será en
realidad una toxina malvada que hace extender las manos para tomar lo que no es
de uno y así beneficiarse descaradamente aun sabiendo que el dinero es de todos? ¿No será que estos “politólogos” en lo más recóndito de sus entidades
les han dado por pensar que están actuando correctamente porque algún dios se
lo ha demandado? ¡Pérfido mal que no deja en paz a los hombres de bien!
Es una situación tan, pero tan
desesperante, que la poca paciencia se ha trasmutado en una aberración
congénita, y la mayoría, (menos los asesores, consejeros, etcétera, etcétera, etcétera) hemos caído en una larga y
agonizante enfermedad llamada penuria.
Los catalanes quieren salir a
la calle el 9 de noviembre para intentar votar. Está mal, no es constitucional,
o, ¿está bien?, los ciudadanos tienen derecho a decidir, al sufragio; pero a
estas alturas eso ya no es lo que importa. ¿Por qué se ha llegado hasta este
extremo? Un contexto demasiado delicado el que se avecina, pero sumamente
delicado para la situación reinante en el país. ¡Una bomba de relojería! ¡Y
nadie hace nada, ni una parte ni la otra, no hay un intermediario, una cabeza
pensante. Cada parte continua en su obstinada posición, como dos toros que se
enfrentan cuerno a cuerno sin medir las consecuencias de sus fuerzas! ¿Y saben por
qué? ¡Porque no hay un líder, un guía, un Quijote que se enfrente a los molinos
de viento y ponga punto final a esta situación! ¡Y al final, la culpa, el mal,
recaerá en el eslabón más débil, en el pueblo!
Esto no es política, más bien es
un politiqueo turbio y andrógino que concluye, culmina, con la única
representación de sus intereses partidistas. El país no ha sido gobernado por
un gobierno, sino por estos partidos, que desde hace muchos años, han “partido”,
los corazones y los riñones de cada uno de los españoles que intentan
mantenerse con algo de dignidad. Es una lástima, porque lo último que se debe
perder es la fe, pero el que esté libre de pecado que lance una piedra.
Por estas razones, como dice
una canción: …….se acabó el querer, nadie
quiere a nadie…….. Y es lo que está pasando. ¿En quién podemos confiar y
para qué? A estas alturas es sencillamente una cuestión de supervivencia. Si los
que te representan no sacan la cara por ti, ¿quién lo hará?, pues solamente tú,
y nadie más que tú. No nos queda nada más que una opción, y no debemos desaprovecharla
o equivocarnos en la misma.
¡Tenemos que votar a nuestro favor, con inteligencia, dejando el pasado
a un lado, los recuerdos, y centrándonos en la variedad, en una transformación
que nos lleve por caminos no trillados, en que los discursos panfletarios y, las
consumidas promesas, no sean más que una falacia de tiempos pasados. ¡Lo que no
fue, nunca, será, y segundas partes nunca son buenas! Puede que nuestra decisión
no sea la correcta y tampoco la solución, o tal vez sí, pero al menos tendremos
la oportunidad de equivocarnos.
¡Y el que no arriesga, no gana!