Cada cierto tiempo las promesas
se vuelven a escuchar. No importa el continente, no importa el país, no importa
el sistema, no importa nada. ¡Los candidatos a la presidencia de un estado “prometen
y prometen que cumplirán hasta que ocupen el sillón presidencial”! Este eslogan
es utilizado por todos aquellos que pretenden alcanzar el poder porque saben
que es la formula segura para continuar embaucando al pueblo. ¡Son los ciudadanos
que se sienten seguros con la reiteración de las anticuadas palabras utilizadas
en campañas electorales!
Se escucha con atención al
actual presidente y al candidato a la presidencia, con la esperanza de que en
este debate saldrá el germen del futuro salvador del estado. El uno, el que está
en el poder, afirma que ahora sí hará lo que había prometido porque en estos
cuatro años no le alcanzó el tiempo. El otro, su oponente, promete lo que no sabe si podrá
cumplir aún desconociendo las interioridades estatales. ¡Pero nada de esto es
importante, porque el pueblo una vez más vuelve a caer subyugado por las
promesas del primero que da su palabra de que “ahora sí”; o por la fuerza y la
seguridad del segundo que se presenta como el mesías salvador!
No importa el tipo de partido,
el sistema electoral. Lo único que importa es “llegar al poder y después que el
mundo se venga a bajo”. Ciudadanos de este mundo ojo cuando tengan que votar. Recuerden
que sus vidas estarán hipotecadas por cuatro años en el mejor de los casos,
porque en otros, se aferrarán en el poder y se inventará leyes, cambiaran la
constitución, o crearan estatutos para gobernar indefinidamente. ¿Cuál es la
formula? ¡No lo sé! ¡Pero este derecho constitucional y seudo-democrático es
una falacia! No podemos estar en manos de unos seres que simplemente velan por los
interese de los poderosos y de los suyos propios.
Cuando se toma una decisión a nivel
de estado es para mantener sus privilegios y nada más. La patria y la bandera
la utilizan para que los amantes de los símbolos y de las insignias sientan que
su tierra está en juego, pero no es así. ¡Nuestra patria es este planeta que no
sabemos cuidar, y no una parcela de tierra que ha sido cercada y a la cual se
le plantó un emblema! ¡Somos ciudadanos del mundo! ¡Un único planeta! ¡Una
misma raza, porque por encima de todo somos “humanos”. Las divisiones de los
territorios y de las culturas fue una creación de los potentados para mantener
un mejor control sobre la plebe, que por desgracia para ellos somos mayoría. ¡Lastima
que no estemos unidos! Nos han metido en la cabeza
que debemos defender a la patria. ¿Contra quién, contra nosotros mismos? ¡No lo
comprendo!
Con el tiempo y algunos
disturbios nos inventaron la palabra democracia para creernos que tenemos
derecho a algo. ¡Tenemos derecho a continuar bajando la cabeza para que su
estatus no decaiga! ¿Por quién votar? Pues posiblemente por nadie. El sistema
está herido de muerte y los últimos coletazos se sienten en cualquier parte de este
hermoso planeta. ¡No se dejen llevar por lo que siempre fue y no ha sido! ¡El
que se resigna es porque no valora la vida!