¿Cuál será la mejor manera,
forma, modo, género, o talante, para referirme a la virulenta epidemia que está
azotando con gran intensidad en todo el reino de España? ¡No encuentro por
ninguna parte el adjetivo! Poco a poco nos van llegando noticias completamente
terroríficas de la oculta personalidad de la “clase política e institucional
que nos gobierna”. ¡Tengo el convencimiento que estos sucesos que se producen
en el país no son amorales, no; más bien son un intenso foco viral que va
minando a cada una de las instituciones; lo mismo en las bases, que en las
altas esferas nacionales! No importa el partido que gobierne, porque es otra de
las cosas que viene sucediendo en España desde la instauración de la
“democracia” (hay que llenarse bien la boca para pronunciarla), no es regido
por un gobierno, no que va, lo administra el partido que ha salido elegido
“democráticamente” bajo listas determinadas. Esta patología demencial ha calado
profundamente en nuestros gobernantes y mitineros de siempre para hacernos
creer que los que están en la oposición siempre mienten sin importar el color,
la razón o los ideales. ¡La autoridad por encima de todo es honorable! (precepto
presente en bocas partidarias) ¡No
importa que el país se socave! Cuando a los cuatro años se produce un cambio en
las urnas vuelve a suceder la misma historia; por esto y por muchas cosas más
afirmo que el país no es que esté llenó de gobernantes y ex-partidarios
corruptos; el país está enfermo de cuerpos y almas que piden a gritos que se les
ayude porque pueden fallecer.
Tantos millones sustraídos de
las arcas municipales, de donaciones fraudulentas, de recortes injustos e
innecesarios no se produce de la noche a la mañana, todo esto lleva un proceso
orgánico y psicológico dentro de la mente del enfermo desde antes, desde
siempre; desde el vientre de la madre que los parió. En los genes de estos
políticos antes de ser llamados por la voz de su conciencia para emplearse
incondicionalmente al servicio público, ya el veneno corría por sus venas. Siento
una inmensa y profunda lástima por ellos porque sé que portan una enfermedad
terminal de la cual jamás encontraran una curación. Por mucho que corten
cabezas, y por mucho que juren y perjuren, en su sistema interno y nervioso siempre
llevaran incorporadas infinitas e irreversibles patologías. ¿Creen que el
presidente del gobierno nos intenta convencer de que su ex-tesorero es un ángel
del señor? ¡No, para nada! El señor presidente nos quiere decir con toda
claridad mediante la utilización de un recurso que solamente los líderes y
grandes pensadores son capaces de alcanzar, de que el señor Bárcenas es un
ejemplo de putrefacción y corrupción. De manera ilustre nos comunica apoyado en
un constante tic nervioso, que solamente hace uso del mismo los magnánimos
genios de la humanidad, que este señor es un rotundo fraude. ¡Hay que tener
“mucho ojo” para captar el mensaje profundo! Pero con todo el respeto que se
merece el gestual señor presidente, creo que dicho señor Bárcenas lo que está
es enfermo; no es otra cosa que un empedernido cleptómano con ínfulas de Robín
Hood benefactor (que roba a unos corruptos para entregar el botín a los
enfermos en renovados sobres medievales)
Lo terrible de esta
patología-virulenta es que desde las profundidades del sistema ha salido a la
luz y amenaza con expandirse en forma de billetes de quinientos euros a
paraísos fronterizos. ¡El mundo no puede permitirse bajo ningún motivo este
contagio! Esta epidemia es más mordaz que la gran pandemia de gripe española de
1918. Lo esperanzador de este mal es que está aislado en esferas determinadas.
Es imposible acceder al mismo si no se es miembro activo, familiar, conocido, o
lamedores de orificios negros. Sus filas están restringidas nada más a esta
variedad de enfermos; aunque que por debajo de los “lamedores” convive unos
pacientes altamente nocivos. Estos enfermos son los no portadores de estos
genes político-viral al nacer, y por motivos prostituibles (mayormente
económicos), lo han adquirido con el transcurso de los años. ¡Son los más
peligrosos porque no los mueve un ideal concreto, ellos van de un lado para
otro según sople el viento. ¡Mayormente son bipolares! Son periodistas
amnésicos, estólidos, orates, lunáticos, y sobre todo fuera de sus cabales
(porque es inconcebible lo que pretenden sostener o a firmar cuando los motivos
y las evidencias señalan todo lo contrario; pero aun así estos enfermos
informadores atestiguan todo lo contrario).
Un ejemplo sutil, significativo,
y constante, lo apreciamos en la Radio Nacional de la COPE, emisora pública
para el servicio de los ciudadanos. Este medio de comunicación intenta con
todos sus recursos (como el señor presidente) que tomemos la esencia de sus
contenidos y noticias para difundir la marca nada enfermiza de España. El
programa matutino del sin par Manolo H.H. (“El día menos pensado RNdelaCOPE)
con una elegancia memotécnica extraordinaria, nos conduce por la senda de la subversión.
Este conductor con una inteligencia sin precedente nos quiere comunicar con su
lenguaje velado que hagamos todo lo contrario de lo que dice o comunica. ¡Es un
genio (como el señor presidente) del cifrado y la manipulación; que no se
entienda mal; de la utilización del lenguaje para ubicar las palabras en un
único orden y opción! Este programa le ha mostrado a los oyentes o escuchantes
el verdadero camino. Hay una sección de llamadas que me ha dejado perplejo.
¡Los escuchantes-oyentes pueden hacer uso de la palabra por medio de una
llamada telefónica y dejar el sentir abiertamente! Muchos reconocen este lenguaje
oculto (aunque intentan mantener la compostura) y felicitan al presentador y al
equipo por la labor que están realizando. ¡El pueblo es sabio sabe encontrar un
mensaje oculto!
De cualquier manera cuando la perversión está
tan enraizada en el paciente, es demasiado dolorosa la medicación. ¡España respira
enfermedad por todos sus poros y el tratamiento debe ser radical para que ni
expire! Lo peor de estos sucesos periodísticos e informativos que nos inundan
la existencia, como los datos de la bolsa o la prima de riesgo, no es el alto grado
de contagio que devasta el país, no amigos indispuestos, no, son las variadas y
cuantiosas patologías que jamás saldrán a la luz porque la salud estará en
manos privadas. ¡Queridos periodistas, el prostituirse perjudica gravemente la salud!