¡Al fin me puedo dirigir a una
persona sin tantos adjetivos y reverencias! ¿Señor Papá Noel, cómo está usted?
¿Bien? ¡Me alegro mucho por ello! ¡Supe de su recaída, me lo contó uno de esos
enanos chismosos con los que cuenta para fabricar juguetes! ¡Sí, claro que me
he enterado, los rumores corren más rápidos que sus renos; supe que últimamente
los juguetes no los fabrica y los compra
directamente en los chinos; no se preocupe que el secreto me lo llevo a la
tumba! ¡Es usted muy listo papasote! ¡A lo que íbamos! ¿Sabe que debe cuidar su
salud? ¡Estoy al corriente que tiene el colesterol por las nubes, y hablo del
colesterol malo; créame es sumamente peligroso! ¡Mucho cuidado señor Noel que
el día menos pensado se puede caer del trineo y usted ya no está para estos trotes!
Recuerde que es algo mayor y está a punto de ser un viejo cagalitroso! ¡Esos
cachetones rojos no son solamente por el frío picarón, hay que precaver antes
que lamentar! ¡Por otra parte, últimamente me han llegado comentarios que su
reputación no es de las mejores; así que depende de usted si desea estar varios
siglos más dando la lata con su famoso jo jo jó! ¡Podemos hacer la vista gorda
como hacemos con algunos gobernantes!
¡Sabe usted que no soy para nada devoto
de las formas que emplea para repartir los regalos; en algo se parece a los
reyes magos! ¿Por casualidad no estará compinchado con los tres mosqueteros? ¿Pero
sabe una cosa? ¡No me cae del todo mal! ¡Siempre supe que era un capitalista
explotador de pequeños seres indefensos que no encuentran trabajo fácilmente! ¡Sé
que detrás de ese disfraz de rojo intenso, se oculta todo un magnate de
variados negocios! ¡A lo que íbamos! ¡Hace poco le he escrito una carta a la
competencia! ¡Sí, claro, a cuál va ser, a los reyes magos de oriente, sus
compis! ¡Les escribí para saber si podían colaborar este año y los demás con
una causa justa! ¡No, todavía no he tenido respuesta de ellos, sabe que las
cosas de palacio van despacio! ¡Lo mismo le pido a usted! ¡Este año llene el
trineo de alimentos de primera necesidad y enfile la nariz de su reno guía a
los países que después le mencionaré! ¡Otra cosa, cambie su vestuario que con
toda seguridad viajará por zonas de altas temperaturas, no vaya ser que los
calores le hagan perder los sentidos y el trasero!
¡Por cierto señor Noel, en
estos países no hay chimeneas; tendrá que tocar la puerta, y en muchos
simplemente apartar una tela mugrienta! ¡Claro, debe dar la cara y no entrar de
madrugada y con alevosía en las casas! ¡Otra cosa importante, no espere que le
dejen nada a cambio; son tan pobres que seguramente le dará vergüenza su privilegiada
posición social y laboral en estos tiempos revueltos! ¡Cuidado con los renos
que son un plato demasiado suculento! ¡No le quiero robar más del dilatado tiempo
que posee y espero que al menos esta vez, se gane el pan nuestro de cada día!
¡Hasta que nos veamos Noel!