¡No tengo pruebas,
pero científicamente es posible la evolución de la raza humana! Hace mucho
tiempo comencé a cuestionarme el estancamiento de las razas. ¡Se que no hay tal
estancamiento; pero me refiero a que el desarrollo no está marcado! Tienen que
pasar muchas generaciones para que notemos esta parcial evolución. En realidad
las razas no continúan evolucionando, han comprendido y aprendido a adaptarse
al medio que les rodea. Este medio es escogido, impuesto, etc. Muchas de las
razones son de supervivencia.
En fin. En nuestro
cuerpo nos quedan algunos elementos mutables. Por ejemplo, los dientes. Nacemos
sin ellos, y en algunos meses más brotan de la nada, o de la misma boca. Estos
dientes van tomando fuerza y pueden ser muy dañinos. Cuando llegamos a la vejez
el proceso se invierte y los perdemos todos; o no, depende, si son cepillados
las veces necesarias. ¡Esto es un síntoma del estancamiento!
Otro ejemplo es el bello corporal. El
cabello, los pelos de las axilas, del pecho, de las piernas, y bello púbico en
su conjunto. Estamos rodeados de pelos como una isla de agua. Son rasurados,
depilados, afeitados, sacados uno a uno con hábiles pinzas de torturas,
arrancados en la intimidad en escenas morbosas bajo disímiles y variadas formas
y posturas. Pero nuevamente brotan y se dejan ver como el pasto después de la
lluvia. ¡Esto es un síntoma del estancamiento!
Por último las
uñas. En las manos y los pies. Gracias a dios que las uñas salen en estos
sitios nada más. ¿Imagínense una uña en el recto? No es que sea desagradable o
incómoda, es que los residuos intestinales serían dobles. ¡Toda una vida cortándonos
las uñas! ¡Los que nos la cortamos! ¡¡He visto algunos especímenes!! ¡Al grano!
¡Esto es un síntoma del estancamiento!
La conclusión.
Dentro de ochocientos años o un poco más la raza humana no contará con estos rezagos
del pasado. ¡Esto lo digo completamente en serio! La propia evolución hará un
descarte del pelo, los dientes y las uñas. ¡Dejaran de ser útiles! ¿No lo
creen? ¡Tiempo al tiempo!