Tengo la sensación de sentirme
un indefenso ciudadano. Por cada minuto sumado al día en que vivimos, llega una
nueva o transformada mentira por parte de los que dicen representar a los
ciudadanos. Si habláramos con lenguaje de adepto al culto religioso, “he
perdido completamente la fe”, y me siento impotente. Los seres encorbatados que
nos gobiernan nos mienten a la cara continuamente, y con su lenguaje atonal de
eternos fabuladores nos dicen que es lo mejor y la única solución para la
mayoría del pueblo. ¡Trabajan hasta el agotamiento para servir a los
ciudadanos! ¡Muchos no duermen! ¡Bajan de peso! ¡El pelo se les torna blanco!
¡Y su eterna sonrisa, se transmuta en una máscara espectral para decir a todas
horas que nos apoyan y están con nosotros! ¿Quién falta el respeto a quién?
El mundo ha perdido el sentido
de balanza. El sistema comunista (que nunca llegó a ser tal) se desmoronó por
su propio peso y los mapas se desequilibraron. El capitalismo tiembla porque
muy poco le queda en el maltrecho sistema. ¡El equilibrio se ha roto!
Entraremos dentro de nada en una era de incertidumbres que nos llevará a una
guerra económica y de identidades. Posiblemente las nuevas armas sean más
letales que las anteriores. La estructura social ha dejado de cumplir su
función. ¿Por qué? ¡Porque la clase media está en extinción! El capitalismo no
posee una fuerza de choque que provoque su sistema, y nada más le queda luchar
contra sus demonios. ¡La sociedad sería
unilateral! ¡Solamente los ricos y poderosos! ¡Por supuesto, siempre
acompañados por sus acólitos (incluyendo familiares y amigos) y por los
perpetuos lamedores de culos de toda la vida! La balanza dejaría de existir,
porque en el otro extremo si aún sobreviven se encontrarían los desarraigados que siempre han estado
abandonados a su suerte. ¿Es humano que la miseria continúe siendo tan
sangrante en infinidades de países y que se muera cada día por no ingerir
alimentos cuando toneladas de los mismos van a la basura? ¡No es de humanos!
¡Lo más desolador es que este problema nunca ha dejado de existir, y que ahora la crisis de
la clase media ocupe el primer plano!
¡He dejado de tener fe! ¡La he
dejado de tener en todo! Y esta desafección de mis creencias están justificadas
por un proceder impropio de cada uno de los poderes que nos representan ¡No
creo en las autoridades cercanas, en los partidos extremadamente partidarios, en
las instituciones públicas o privadas, en los sindicatos, en las organizaciones
sin y con ánimo de lucro, en los despiadados cultos que en nombre de una
doctrina subyugan a la mayoría de los fieles! ¡Estos cultos en nombre de la
esencia poderosa controlan las economías, las mentes, y las vidas de los
implicados y de los laicos! ¡He dejado de confiar en la información que se nos
inyecta de forma directa al corazón! ¡Estos medios no son más que “medios influenciadores”
que condicionan a los dúctiles consumidores, que bajo sus influjos se decantan
hacia un extremo u otro! ¡Los medios de información están politizados de la
manera que los queramos mirar! ¡Los más honorables son precisamente los más
peligrosos! ¡No se dejen engañar, que la ética es la mejor vía para dirigir a
un incauto que busca la verdad en la información!
¡Estamos rodeados por muros de incompetencias y sanguijuelas parlantes! ¡Es una sensación de desamparo total! Los
estados constituidos bajo cualquier ordenanza; monarquía, república, democracia
parlamentaria, gobiernos constitucionales, dictaduras bananeras, mandatarios
del jurásico que aún piensan que son imperecederos, o cualquier tipo de ecuación
matemática, están a punto de expirar; solamente debemos dar tiempo al tiempo
para que las cosas regresen a su estado normal. ¡Lo terrible que por el camino
millones de vidas se han perdido miserablemente! Estos cambios de alguna manera
tienen que llegar porque el ciclo ha concluido y comienza una nueva etapa en la
espiral evolutiva. ¡Lo impida quien lo impida habrá una eclosión!
¡Al contemplar que una vida vale
tan poco para los que ordenan y reordenan el planeta, me escalda la sangre! ¿Cómo
pueden pensar que las palabras que escupen en sus intencionados discursos sean
tomadas por sinceras? ¡Sincero es el que muere de hambruna y no levanta la mano
contra las injusticias! ¡Sincero son los niños que hace muchos años esperan la
vacuna contra el SIDA y fallecen sin una gota de esperanza! ¡Sincero son los que continúan
trabajando para mantener a las multinacionales y sus altos cargos! ¡Sincera es
la pobreza que aunque intente de engañarnos siempre se le verá su pretensión!
¡Si! ¡Esta mañana he despertado
con un sabor amargo en la boca, y pienso que algo en mí está cambiando!