Parecerá una sátira pero creo
con toda seguridad que la crisis es buena para España. ¡Sin duda alguna pondrá
en su sitio muchas cosas que debieron estar en orden desde hace mucho tiempo!
¡La democracia española está en un período de transición desde la instauración
de la misma y este puede ser el momento para continuar con los cambios!
La crisis en España ha
golpeado a la clase media. En poco tiempo los trabajadores han perdido muchos
de los logros laborales alcanzados con sacrificios. Han perdido su razón de ser, y
por ende el sustento para mantener a sus familias. Una familia que cumple una función
sumamente importante en cualquier nación; es el eje central de la sociedad. El estatus nacional oscila
en una cuerda floja sobre un precipicio, y los cimientos del país se hunden
porque el motor impulsor, ha dejado de ser el centro para darle paso a una
nueva clase poderosa; la clase política.
De forma directa o indirecta
se han visto afectados los pensionistas, las amas de casa, los jóvenes, los
dependientes por motivos físicos o de exclusión social. ¡¡Todos los que no
portan en sus bolsillos una economía boyante!! ¡Y así comenzó la crisis! ¡Una
crisis monetaria o económica que dio paso a una crisis institucional que ha
dividido aún más al país! Por esto digo que esta crisis es buena, porque sin
saberlo los gobernantes, han allanado el camino para que el pueblo, después de
muchos años y muchos votos perdidos, se den cuenta que esta fórmula democrática
camina con cierta cojera. Y para salir a la luz muchos temas y conceptos que
hasta ahora se perdían en un tupido velo engañoso. Estaban ocultos bajo una ceguera condicionada por los años de bonanza.
No solamente piden en la calle
una apertura política y social. Piden un cambio en la estructura del sistema. Que
una vez y por todas se hagan las listas abiertas para que el pueblo elija a las
personas que deseen que les representen en el congreso. Para que el país deje de ser
una democracia de a dos (de los dos partidos que se pasan el poder por la repartición de votos) ¿Y por qué
no? ¡Para una modificación de la constitución! ¡Porque los años pasan, y lo que
en un tiempo fue positivo, ahora está obsoleto!
El pueblo da su confianza cada
cuatro años a un gobernante para liderar el país, no para hacer de él una
tribuna política donde vocifere sus intereses partidistas. ¿Si este elegido no
cumple con sus promesas electorales se le puede llamar gobernante legítimo?
¡Posiblemente no! ¡Cuatro años es un período muy largo para una corta vida! De cualquier
manera el país de ciegos, por la gracia de la crisis ha abierto los ojos. Ahora
será difícil que las cosas continúen de la misma forma. El período de transición
democrática terminó y la nueva clase gobernante tiene un problema muy gordo.
¡Están sordos! ¡No escuchan que a sus pies hay un reloj que va marcando el
tiempo! ¡Silencio, pronto darán las últimas campanadas!