(Parte II y final)
Estos cambios gubernamentales
comenzaron a complicarse produciendo inconvenientes en el tráfico y en la
correspondencia. El sector del taxis se las vio negras para encontrar una acertada
dirección. Llegar al pueblo Pérez que está cerca del límite con Pérez y pasando
la plaza Pérez hasta alcanzar la rotonda Pérez y continuar por la autovía Pérez
al lado del restaurante Pérez era un reto de intrépidos aventureros. Como todo
el mundo comenzó a vivir le gustase o no en la calle Pérez o en la avenida
Pérez, se hizo imposible encontrar una dirección lógica.
Pero el bien ponderado y
glorioso presidente no se detuvo. Como no se encontraba aún satisfecho decidió
continuar con su cruzada. Decidió cambiar el calendario, que todos los meses
del año se llamarían Pérez. Esto produjo un conflicto con los astrónomos y la
iglesia. Sobre todo con la iglesia porque no se sabía en qué Pérez del año se
estaba. Y para evitar males mayores el líder decidió que en todos los Pérez se
celebrarían las navidades y problema resuelto.
¡No, no, la cosa no terminó
aquí, no! Por casualidad, nada más que por casualidad, le pasó por la mente
reemplazar los viejos nombres de los días de la semana (lunes, martes,
...........) para proclamarlos con el patrocinio de Pérez. Nadie sabía con
seguridad en qué Pérez se estaba. Como todos los días eran Pérez, y el día de
Pérez, tenía por fuerza que ser festivo en honor a Pérez, ya nadie volvió a trabajó.
¡La economía se destruyó! ¿Puede ser que esto que le llaman crisis no sea otra
cosa que un Pérez más?
De cualquier manera el señor
presidente le puso su nombre a tantas cosas que no hubo forma de nombrar nada
que no fuera Pérez. Sucedió que la lengua quedo destruida y reducida a una sola
palabra, a un único símbolo omnipotente y omnipresente: ¡Pérez! Se podrán
imaginar que a estas alturas un simple o sencillo diálogo podía alcanzar
rango de odisea.
El marido llega borracho al
domicilio matrimonial a altas horas de la noche y su mujer le reprende.
__¡¡Pérez, pérez pérez,
pérez pérez pérez!! –Traducido del antiguo castellano viene a ser algo parecido
a “¡¡Bandido, cómo eres capaz de llegar en ese estado y a estas horas a tu
casa!!
A lo que el parido ni
corto ni “perezoso”, le responde con un enérgico
__ ¡Pérez pérez! – Que no
significa otra cosa que “¡Vete a la mierda!