La península de
Barataria (PARTE I)
En un lugar de la Mancha cuyo
nombre no se me podrá borrar de la memoria, vivía un gobernante de los de larga
lengua y mano entrañable,................................. En cada paso que
daba por su pueblo regalaba promesas y sonoros verbos ancestrales. Este hidalgo
de vestimenta impecable de color intenso como la sangre, y amante de las rosas,
hacía una visita a sus electores únicamente cada cuatro años para insinuar con
una palmada sobre la espalda que le asignáramos nuestros votos. A pesar de las
necesidades objetivas de la comarca, y de la crisis del reino, este bien
aventurado regidor dejó por todo el
pueblo una serie de cargos y puestos ambiguos creados para familiares y amigos.
Colocó de ministros a familiares y bien allegados que no estaban
capacitados para los cargos nombrados. ¡Pero nada de esto era importante, no,
porque pensaba que los moradores de su pueblo no veían más allá de sus narices!
Con palabras hermosas e intenciones veladas, dejaba caer sobre la conciencia
del populacho que él hacía un gran favor a los más desfavorecidos del territorio
dándoles las mejores opciones. ¡De esta manera justificaba sus actos de nombrar
a dedo a sus adeptos! ¡Aunque a muchos partidarios le lanzaba migajas para que
pensaran que les ofrecía el cielo!
Uno de sus ministros, el de
obras, fue colocado por enchufe, con un salario nada decoroso para los tiempos
que corren. Este ministro colocó a su vez a un sobrino, que es más perezoso que
la mandíbula de arriba. Convocó plazas para funcionarios, y eligió a la novia
de uno de los ministros, y a la sobrina del otro. La mano derecha del regidor,
colocó a uno de sus hijos en una plaza fantasma, algo así como el “encargado
del recinto cultural de la analfabeta región”. El otro hijo de la mano derecha
del caballero manchego, esta en posición de salida para entrar de lleno en la
administración local sin pasa primero por una oposición honesta. ¡Aunque de las
oposiciones limpias me río! El yerno del jefe de gabinete del señor medieval,
ocupa otra plaza digna de alabanzas y de sentimientos contradictorios. Este mozalbete
pasea su onda y lironda panza por los recintos deportivos con ínfulas de
entrenador. ¡No se su salario, pero me juego la cabeza en la guillotina o en el
garrote, que gana por encima que muchos de los obreros que toman el azadón y la
guadaña! ¿Queridos amigos creen vosotros que es justa esta división de
riquezas? ¡No! ¡No! ¡Y mil veces no!
Dentro de la península de Barataria
muchos, demasiados pobladores con familias, no cuentan con un puesto de
trabajo, pero estos parásitos están bien alimentados a costa del sudor de los
que pagan las altas tasas e impuestos para que sus barrigas se llenen sin
límites de viandas y licores importados. ¡Las fiestas de la comarca son pensadas para satisfacer los paladares de los colindantes al castillo! Los demás, los de la ladera, no reciben ni el programa de
las conmemoraciones y las verbenas; aunque los dineros salen de los tributos de los parcelarios!
Continuará...................