¿DE QUÉ CRISIS
HABLAN TODOS?
¡Debo confesar que no me siento para
nada en crisis! ¡Eso de la crisis no es más que un mito que no llego a
visualizar! ¡La mayoría de la población no hace más que lamentarse sin
conocimiento de causa! ¡Mírenme a mí! ¡Vivo desde hace dos meses debajo de un
puente, pero no un puente cualquiera no, una reliquia del siglo XVIII y restaurado
hace bien poco! ¡Una verdadera joya! ¡Un puente prerrománico envidia de muchos,
con sus arcos diseñados simétricamente para la época, sus piedras talladas a mano,
su olor a historia concentrada en breve espacio, y lo mejor; convivo con
pequeños moradores que no tienen nada que roer, pero he logrado mantenerlos con
vida gracias a las almas caritativas que arrojan todo tipo de alimentos y
complementos desde lo alto del puente; siempre saludan con la mano desde sus
autos! ¿Quién sabe si estos roedores son descendientes de los primeros
inquilinos? ¡Todo un lujo no alcanzado para muchos! ¿Qué hay de negativo vivir debajo de un
puente?
Mis queridos amigos
inconformes, hasta hace bien poco he pensado que esta situación que muchos
llaman “al límite” no es otra cosa que una retribución generosa por nuestro
comportamiento íntegro. ¡No piensen para nada que es una pérdida, no, es una
entrega sin condición por toda una vida de trabajo! ¡Hemos venido a este mundo
desnudo, y miren todo lo que poseemos! ¡No son necesarias las posesiones de
inmuebles, de coches, de joyas! ¡Cristo nos enseñó desde un pesebre la humildad
que debemos mostrar durante toda nuestra vida! ¡Acumular riquezas no armoniza
con el credo! ¡Si creen que están a punto de cometer un pecado no dejen de
asistir el domingo al confesor que les liberará del mismo desinteresadamente! ¡Dios
nos ha enseñado el camino, vive en un puente como yo!
¡Otros tantos quieren acumular puestos
de trabajos, no, para qué necesitamos trabajar hasta alcanzar más de sesenta y
cinco años! ¡Eso se llama avaricia y es un pecado capital! ¡No es bueno
trabajar para producir! ¡La fabricación constante nos conduce a un exceso de
gastos que no podemos ni debemos enfrentar en estos tiempos de disciplina; y
los gastos generan recortes necesarios que debemos enfrentar para sentirnos en
paz! ¡Desde que vivo aquí, y he entregado mi trabajo a voluntad (debe quedar
claro que fui yo el que donó su puesto de trabajo por convicción) soy mejor
persona y no le debo nada a nadie, como nadie me debe a mí! ¡Estoy en paz con
la tierra y el cielo!
¿No lo ven? ¿No se dan cuenta aún? ¡Estoy sin trabajo porque es una
retribución a mi esfuerzo diario durante demasiados años haciendo lo mismo para
comprender ahora, que estaba equivocado en mis principios y mi creencia!
Continuará.....................
FOTOS: ARA Y MANDY.