En este frasco guardo los
restos de antiguos y pasados amores. De esos que quedaron para el recuerdo
porque no fueron posible en ningún plano de esta realidad. Del amor carnal, del
simple y manipulado amor con tintes de nocturnidad. Del que deseamos pero aborrecemos con
los primeros rayos de luz porque no llegó a concretarse.
Con esta cerilla intenté
provocar la llama de este amor pero no fue posible. Sin darme cuenta comprendí que
necesitaba algo más que altas temperaturas en este discurrir. Con la mano
sostuve la cerilla, pero de mi boca se escapó el aliento, y se apagó.
¡Lo sabe, claro que lo
sabe! Con esta madeja intenté retenerla para que no transitase por el mundo con
falsas pretensiones, pero su fibra no fue lo suficientemente poderosa y se
descolgó del resto del ovillo sin escuchar. Como un cometa a la deriva se quedó
mi cuerda y mi vida.
¡Me quedé sin mando y
me desorienté! No fui capaz de dirigir mis impulsos y acciones. Vi como el
deseo y la esperanza salto al vacío porque cualquiera de mis sentidos dejó de
ser el botón perfecto que manipulaba tus zonas ocultas.