EL LENGUAJE.
En el capítulo anterior hice referencia al alma de la caca, ahora como
les prometí, haré alusión al intrínseco lenguaje, porque una caca sin alma y
sin el poder de la expresión, sería algo así como un árbol sin frutos, o un día
sin luz. ¡Y es de esta manera queridos cómplices y amantes de tan íntima y
compleja compañía, y jamás podrá ser de otra! Aunque digamos lo contrario, y
reneguemos de la misma, siempre, pero siempre la llevaremos con nosotros, porque
nuestra caca es divina, única, y ni los gobiernos ni las religiones podrán
evitar que escuchemos desde nuestro interior a la sublime voz que nos guía cada
veinticuatro horas aproximadamente a una reflexión de conciencia. ¡Sí amigos,
debemos tener un encuentro casi a diario con este creativo ser!
El que nos diga que la caca no se comunica nos está mintiendo insolentemente,
porque antes de coexistir en abundancia en nuestras íntimas paredes, el eco de anteriores
restos caquificados, van marcando la nueva manifestación que se generará. Esta
caca posee un lenguaje llamativamente expresivo, con tendencia universal y
cargado de un profundo sentimiento de hermandad y aglutinador. Antes de
manifestarse concretamente, o lo que es lo mismo, antes de su alumbramiento
casi cotidianamente, la caca se comunica con nosotros cuando lo necesita
verdaderamente, y para ello utiliza un lenguaje sorprendentemente llamativo, un
lenguaje gaseoso, llegando a ser al mismo tiempo estruendosamente sonoro, y en
la mayoría de los casos con aromas sutiles que nos hace recapacitar ante tal torrente
de inteligencia. ¡Una habilidad deslumbrante! Algunos eruditos en la materia la
denominan el sexto sentido, o lo que es lo mismo, el universal y aglutinador
sentido que mantiene con esperanza de vida a la humanidad. Ella, la caca, nos
cuenta su personal historia, dejando por donde se mueve pistas poderosas para vislumbrar
el presente. Una caca es esencialmente sonora, porque es el medio predilecto de
comunicarse, para exponer sin pelos en la lengua que si no fuese por ella la
humanidad sería bien distinta. La caca llega, se muestra, y al hacerlo está
hablándonos por encima de complejos y ataduras. ¡Querida amiga, me siento un
hombre nuevo cuando cada mañana me hablas directamente a la cara, y no puedo
decir otra cosa que gracias, mil gracias por existir!
Continuará................................
FOTOGRAFÍA: De archivo histórico.