Este 28 de diciembre me senté frente al
televisor, con la intención de pasar un buen rato, o al menos de que el tiempo transitase
sin percatarme de ello, y, válgame Dios que lo logré, con creces; lo logré sustancialmente
con creces. Tomé el mando y comencé mi periplo por las cadenas nacionales, de todas,
pero una, solamente una me atrapó poderosamente y permanecí hasta la finalización
de uno de los programas emitidos por dicha cadena. “Las Noticias de las 8 de la
Tarde” o algo parecido, de la cadena autonómica de Castilla la Mancha. ¡Alabado
sea Dios, me dejó boquiabierto, pensativo, y estupefacto! Como dice uno de los
eslóganes de la cadena: “Castilla la Mancha engancha”……., qué, pero qué,
sabiduría y “originalidad” encierran estas poderosas palabras. ¡Naturalmente
que me enganché! ¡Me enganché tanto que entré en otra dimensión, un espacio
atemporal, repleto de fantasías del medioevo que me hizo poderosamente reflexionar
sobre la época en la que me hallaba! --¿Estaré soñando?-- Fue lo primero que me
vino a la mente, pero al momento me di cuenta que no, porque un inmenso camión de
juguete se desplomó de golpe sobre mi regazo mientras que un pequeñajo con voz
firme pero muy personal me expresaba; ¿chugamos……., chugamos papá…….? Era mi hijo
y, comprendí que no estaba soñando, me encontraba frente a la tele, hipnotizado
por este noticiario que me ha hecho poderosamente recapacitar sobre la interpretación
del presente, el irresoluto significado de las ocultas intenciones, y de la propia
palabra.
El ladino manejo de la palabra.
Una palabra vale por sí misma, pero acompañada por imágenes, se hace
tendenciosa, manipuladora, efervescente mensaje para “intentar” orientar el
pensamiento colectivo; aunque no siempre se logra tal propósito. Hay que ser un
virtuoso de las artes visuales para conseguirlo en un corto espacio de tiempo.
Porque el tiempo, no es amigo de las prisas.
Como su nombre indica --Las Noticias de las 8
de la Tarde-- es un periplo por la geografía manchega, sus vivencias, y, como
es de suponer, su presente realidad, pero contada de una manera personal, yo
diría……., con un toque de imaginación pura y dura, al modo de los grandes
positivistas de todos los tiempos, empíricas noticias descritas por una presentadora,
o, para ser justo, más bien por una experimentada “cuentacuentos” que nos
traslada con su eterna sonrisa de oreja a oreja al fascinante poblado de
Macondo. La promovida voz de la presentadora, su amplificada expresión facial y,
su imperecedero optimismo, inyectan un flujo de contradictorias sensaciones en
el espectador, o al menos es la sensación que percibí durante la emisión del
noticiario. ¡En estas tierras todo es felicidad, jolgorios, fiestas……., no hay
de qué preocuparse, las dificultades están solventadas, forman parte de un
pasado lejano! ¡Se inauguran dependencias sanitarias, centros para la tercera edad,
y también, purificadoras! Con toda seguridad para purificar cuerpos y almas. De
este modo sus habitantes no se descarriaran por tortuosos y populistas caminos.
¡En fin, vivir en esta
comunidad es una garantía para perpetuar la inocencia, porque al crecer
seguiremos siendo Piterpanes, Quijotes, o relevantes ilusionistas de palabras y
de hechos! ¡Es decir, regidores, sencillamente un habilidoso gobernador o
gobernadora de la sin par “Manchilandia del Nunca Jamás”!
Gracias a esta cadena
autonómica hoy puedo afirmar rotundamente que soy un gran soñador. Un hombre
nuevo, hecho y derecho con ganas de seguir frente al televisor consumiendo esas
versátiles narraciones que para nada nos deja indiferentes. ¡La vida misma! Me
siento libre, despejado, repleto de cánticos de pueblos, de arraigadas
tradiciones que nos mantienen fieles al pasado, a ese pasado que tanto se añora
porque no seríamos nada sin él. Un pasado necesario para continuar siendo los
mismos, los de antes, los de siempre; porque eso de ser “modernos” no va con
esta comunidad fiel a su folklor. Pero también de valientes e intrépidos cazadores
que marchan por estas tierras con la escopeta en ristre, ¡sí, con la escopeta
nacional!; esa que nos ha hecho únicos, autóctonos, en definitiva, grandes
patriotas de la patria que son imprescindibles para apaciguar posibles
temporales.
Ahora soy, y, lo grito a los
cuatro vientos, un eterno imaginador de ostentosas --o su sin igual sinónimo, “fachendosas”--
realidades que me mantienen en ese espacio que hasta la iglesia católica ha
eliminado de su diario. ¡Gracias a ti, televisión de Castilla la Mancha, puedo
afirmar con orgullo y beneplácito, que vivo en el limbo!