¡Tengo ahora mismo ante
mí unas cáscaras, mondas, etcéteras, de Mandarinas!
¡Hermosas mondas, hermosos
residuos de Mandarinas que dentro de
bien poco irán al cesto de la basura sin ninguna compasión!
¡La tarde va cayendo
sobre mi portal, y mi estómago pronto depositará los restos de la amada Mandarina que hace un buen rato he
disfrutado!
¡No, no depositaré los
restos de la Mandarina en el portal, aún no estoy loco, lo depositaré en el
retrete, pero la tarde va cayendo sobre mi portal, o mejor dicho, sobre mí magnífico
y selvático portal!
¡No es que mi portal
esté dentro de una selva, pero si tengo en mi portal un hermosísimo árbol de Mandarinas
que va cayendo sobre mi cara y no puedo resistirme a comerme más de una Mandarina
porque están muy buenas!
¡Y esta acción me hace
recordar a la jugosa Mandarina que
hace un buen rato he ingerido y que va siendo hora que la deposite con sumo
cuidado sobre mi losa blanca de porcelana llamada inodoro!
¡Fea palabra para
incluirla en esta alabanza a la sin par Mandarina
que hace un buen rato he ingerido y que
estoy a punto de excretarla sin contemplación si continúo con esta alabanza a
ella misma!
¡Mandarina de mis amores, zumo traidor que retuerce mis intestinos y
no me deja otra opción que salir corriendo al…………..!
¡Oh, oh, Mandarina de
los mil demonios!
nota aclaratoria: aunque en la foto salgan dos Kiwis, esto es alabanza a la Mandarina que hace un buen rato me he comido desde............